Ya decía Aristóteles hace más de 2000 años que educar era crecer en virtudes.
Cuando educamos en virtudes vemos que es más efectivo que estar a la espera de los problemas para solucionarlos, porque educamos en positivo, es decir, intentamos fomentar virtudes en vez de corregir y sacamos lo mejor de cada hijo.
Un Proyecto educativo es una planificación de lo que deseamos conseguir y, para llevarlo a cabo, es necesario saber cuál es el objetivo, cuál es la mejor forma de hacerlo y cuál es la motivación.
Una vez que tengas el objetivo claro ¡ponte manos a la obra! Te propongo un ejercicio:
Elabora un cuadro en el que pongas el nombre de tu hijo, sus puntos fuertes y sus puntos a mejorar en lo referente al aspecto académico, físico y de la voluntad. Con este listado, el siguiente paso sería ver de acuerdo a la edad de tu hijo, qué es aquello que deberías corregir o afianzar para crear una sinergia positiva en aquello que se le da mejor.
Por ejemplo, si tienes un hijo pequeño cuyo punto flaco es la pereza, al que le cuesta levantarse, comer o bañarse; habría que hacer un plan para corregir esa conducta en el que se trabaje la diligencia y se fomente la actividad. Podría ser a través de un calendario vistoso y llamativo en el que se viese la rutina diaria, destacando (con recortes, pinturas o pegatinas) aquellos momentos que compartimos con él. Esto le ayudaría a visualizar cuál es el momento para cada actividad.
Si tienes otro de 9 años al que le gusta leer, se podría hacer un plan que afianzase este excelente hábito. Una buena opción sería ir a la biblioteca cada semana o cada quince días, y sacarle el carnet para que pudiera leer los libros en casa.
Hay otros que se ponen a hacer sus deberes o tareas sin que se lo digamos, y ahí ¡tienes la oportunidad de crear una sinergia positiva de forma activa! no solo de realzar su mérito de palabra, sino con hechos, haciéndole ver de forma clara todas las cosas que puede hacer y que le gustan gracias a su buena organización. Gracias a esto estaremos imprimiendo en su subconsciente los beneficios del hábito del estudio.
Es cierto que siempre que hacemos una lista de puntos fuertes y puntos a mejorar, vemos una interminable tarea; pero como acaba de comenzar el curso, y es un buen momento para empezar de cero, es importante que veamos que los objetivos a conseguir deben estar ordenados a corto, a mediano y largo plazo.
Educar en positivo nos acerca más a crecer en virtudes.