Me aburro

Lo importante somos tú y yo. Necesitamos tiempo de ocio y descanso juntos.

Cuando hablamos con un adolescente y le preguntamos que qué es para él  el tiempo de ocio, nos dice que es pasarlo bien con sus amigos, conocer a más gente,  beber alcohol, hacer algo de deporte y muchas cosas más, dependiendo claro está, de quién se lo pregunte.

El tiempo de ocio es necesario. Y es muy importante saber gestionarlo con esa persona tan especial.

Lo primero es saber de qué tiempo disponemos. Aquí pueden suceder varias cosas:

  1. Tengo mucho tiempo libre y lo pierdo.
  2. Tengo demasiado trabajo, compromisos personales y/ o sociales y no tengo tiempo.
  3. Dedicamos tanto tiempo a los hijos que nos olvidamos de “nosotros”.
  4. El tiempo de ocio que tenemos lo dedicamos a compartir con otros amigos.

Todo esto está muy bien, no obstante siempre hace falta que busquemos NUESTRO MOMENTO.

No es una tarea fácil estar a todo y en todo, pero si nos organizamos un poquito y pensamos juntos donde y en qué momento está ese tiempo de ocio, ya hemos dado el primer paso; porque en el segundo paso teniendo ya el momento y el lugar, viene necesariamente una preparación individual, que es estar bien con uno mismo para estar bien con esa persona con la que quiero compartir. Estar bien con uno mismo quiere decir, una vez más, aceptarme como soy y quererme como soy con la inquietud de pensar que siempre se puede mejorar, siempre y cuando haga algo para conseguirlo.

Hace ya un tiempo fui a visitar en varias ocasiones  a una pareja de mediana edad  y daba gusto ver cómo en repetidas veces los encontraba jugando al backgammon. A veces jugaban a toda prisa porque había que hacer la cena, pero otras, relajadamente se decían ¿otra partida?

Pero lo que me llamaba la atención eran sus risas y lo bien que lo pasaban, hacían trampas, “soplaban los dados” para sacar un número determinado… Terminaban su partida y a lo siguiente. Podían dedicarle 15 minutos o media hora, dependiendo de las circunstancias del día y de las innumerables obligaciones familiares.

Esto que parece una tontería les motivaba a llegar a casa. Ambos trabajaban fuera, pero tenían ese momento de ocio para desconectar, para relajarse. Y en el camino a casa no les venía a la cabeza solo el llegar a casa, sino tal vez qué jugada podrían hacer ese día.  Una ilusión más por la que llegar.  Y aunque era un tiempo para ellos, algunas veces estaban alrededor sus hijos, mirando cómo jugaban y cómo se lo pasaban de bien sus padres… Y a veces alguno decía ”yo también quiero”.  Pero ni caso, era el momento de papá y mamá.

cofee

Como esta pareja, he visto otras que salen a dar una vuelta para contemplar algo: un paisaje, una calle o cualquier otra cosa; otros que por imposibilidad de tener a alguien que cuidara de sus hijos pequeños, contemplaban juntos las estrellas o las nubes desde la ventana de la cocina.

Saber  compartir el tiempo de ocio con la persona con la que hemos decidido compartir la vida no es cuestión de dinero, de grandes travesías, ni de tener mucho tiempo.  El saber disfrutar con la persona a la que amas, es pensar el cómo,  cuándo y dónde está ese  momento de descanso, de ocio, que te va a dar fuerzas para llegar a más.  Para que de camino a casa no pensemos “cómo me espera mi aburrida/o  mujer o marido”. Sino que por el contrario de los recuerdos agradables que vamos guardando en el día a día tengamos verdadera ilusión de llegar a casa.

Se podría pensar  que siempre hay muchas tareas,  algún hijo enfermo o cualquier otra cosa importante o no.  Pero esto no quita que haya ilusión por hacer algo divertido juntos. Cada pareja sabrá “el qué”.  A unos les gustará bailar, a otros cantar, cocinar…cada uno que haga lo que le guste  o lo que pueda. Pensar e ilusionarnos con esto vale la pena.

El ocio no es solo pasarlo bien con los amigos, beber alcohol o conocer a más gente, como  dicen algunos. El ocio es necesario ocuparlo con la persona que amamos, compartiendo momentos y almacenando recuerdos, de los que viviremos en nuestra  mente, cuando la vida nos sorprenda.